martes, 14 de junio de 2016

La Reseña


Definición
La reseña, en una extensión de dos a tres carillas, contiene el resumen y el comentario valorativo realizado sobre un libro, un artículo u otro texto publicado. El juicio que se emite sobre el objeto a reseñar puede ser negativo o positivo, esto dependerá del criterio del reseñador.
El reseñador debe expresar su opinión respecto a lo que leyó o vio; en otras palabras, se emite un juicio de valor. En algunos casos, un trabajo de este género también intenta comandar al lector de hacer algo.
Estructuras básicas para la construcción del género
Para Cubo de Severino una reseña incluye cuatro categorías: referencias bibliográficas, comento, evaluación e identificación del reseñador (171).
A continuación se presentan los elementos que componen la estructura de la reseña:
1. Referencias bibliográficas: comprende la ubicación del autor y su obra en tiempo y espacio (Palmer Bermúdez, 9). Consta de dos subcategorías: el título y la presentación. El título incluye el nombre del autor, título de la obra, lugar de edición, editorial, fecha de publicación y número de páginas. La presentación, generalmente ubicada en el primer párrafo, contiene el idioma original de la obra, la lengua a la que está traducida siempre y cuando sea pertinente, disciplina a la que alude, y nombre del traductor. Muy rara vez la presentación es situada como pie de página (Cubo de Severino, 172). He aquí un ejemplo:
Edouard Will. El mundo griego y el Oriente.Tomo I. El siglo V (510-403). Madrid. Akal. 1977. 644 pp.
El presente volumen es la traducción del francés (obra excelente de Francisco Javier Hernández Nieto) del segundo volumen de una gran Historia Universal cuyo primer  volumen, “Las primeras civilizaciones”, fue dirigido por Pierre Leveque [...] se trata de un estudio del siglo V [...]
Si se tratara de una reseña sobre un medio que no pertenece al género escrito, como es el caso de las películas, obras o presentaciones, entonces se presentan datos como el título, el director y otros elementos que identifiquen el objeto del cual se habla.
2. Comento: esta sección suele llamarse también “resumen”. Esto nos indica que en esta parte se hace una descripción (resumen y síntesis) del elemento a reseñar, se habla del autor, la obra y sus técnicas. Cubo de Severino señala que este apartado está dividido en dos subcategorías obligatorias (contenido y fuentes) y cuatro opcionales: antecedentes del autor, propósito, organización de la obra y método de trabajo (172). El orden en que se presentan estos conceptos se remite al gusto del reseñador. Sin embargo, a continuación se da una sugerencia.
- Antecedentes del autor: se escribe en un párrafo, la información que se tiene sobre el creador del objeto a reseñar. Esto incluye los temas en que se especializa, las lenguas en las que ejecuta sus trabajos, otras obras que haya hecho, y si es miembro de alguna asociación.
- Fuentes utilizadas: se consignan los datos sobre los recursos en los que se basó el autor para llevar a cabo su trabajo.
- Método de trabajo: se refiere a las estrategias y técnicas que usa el autor en sus textos u otros tipos de presentaciones, pero específicamente se mencionan aquellas que aluden al objeto a reseñar. Por ejemplo, se pueden mencionar las investigaciones que se llevaron a cabo, o los pasos que se siguieron para recopilar las ideas que darían vida a la obra.
- Propósito: se especifican los objetivos y finalidades del autor al escribir su texto o al presentar su obra. Cubo de Severino sugiere que para la redacción de este apartado se utilicen sustantivos como “fin, finalidad, propósito”, además de verbos como “apuntar, pretender, tender, buscar y otros” (173).
- Organización de la obra: se incluye la información que describe la forma en la que la obra está ordenada. En el caso de libros, se hace mención del número de capítulos que la componen, junto con el prólogo, conclusiones, apéndices, índices, mapas, fotografías, etc. (Cubo de Severino, 173).
- Contenidos: se comenta sobre los temas tratados en la obra. Se hace de manera descriptiva, breve y clara.
3. Evaluación: es considerada una de las partes más importantes de la reseña, puesto que en ella se encuentra el juicio valorativo que se hace sobre la obra, remarcando así sus aciertos y limitaciones. Generalmente, consta de dos tipos de crítica: una negativa y una positiva. En la crítica negativa se consignan los aspectos débiles del trabajo; éstos suelen ser redactados de manera atenuada y evitando el uso de palabras fuertes, ironías y menosprecios sobre el contenido. Algunas veces, los reseñadores hacen sugerencias de cómo pudo haber resultado mejor el trabajo (Cubo de Severino, 174). La crítica positiva, por otro lado, se concentra en los puntos fuertes del texto; es decir, se habla de sus contribuciones. El uso de adjetivos es clave para que la redacción de este apartado sea específico, claro y conciso.
4. Identificación del reseñador: al final de la reseña, de manera paratextual, se indica el nombre y apellido del autor de la reseña y ahora también se acostumbra escribir el correo o incluso alguna otra forma de contacto electrónico (Facebook, Twitter). Generalmente, los títulos académicos suelen ser eliminados.
Pasos para la elaboración de un texto del género
1. Seleccionar el objeto a reseñar (texto, obra, película, presentación, etc).
2. Analizar atenta y críticamente la obra.
3. Identificar el propósito del autor.
4. Investigar sobre el autor y su método de trabajo.
5. Emitir un juicio sobre el elemento a reseñar incluyendo críticas positivas y negativas.
6. Hacer una guía que refleje los contenidos de la reseña.
7. Verificar que se cuenta con la información que se incluirá en cada apartado.
8. Comenzar la redacción de la reseña.
9. Asegurarse de que los adjetivos que se utilicen para emitir las críticas no sean ofensivos, superficiales o ambiguos.
10. Al terminar de escribir la reseña, hacer la primera revisión.
11. Preparar la versión final.


Bibliografía utilizada
Cubo de Severino, Liliana, et al. Los textos de la ciencia. Córdoba, Argentina: Editorial Comunic-arte, 2007. 6

jueves, 6 de febrero de 2014

Reseña: Las Ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky




Título: Las ventajas de ser invisible

Título Original: The Perks of Being a Wallflower

Autor: Stephen Chbosky

Editorial: Alfaguara

Número de Páginas: 263

ISBN: 978-607-11-2163-9




Vivir al margen ofrece una perspectiva única. Pero siempre llega el momento de entrar en escena y ver el mundo desde dentro.

Charlie es un chico realmente especial: lee muchísimo, no sale con amigos ni con chicas y reflexiona sobre el mundo desde un punto de vista muy particular. Su ingenuidad, su incapacidad para relacionarse normalmente y su extrema sinceridad le crean más de un problema, especialmente ahora que su único amigo ha muerto. Conocer a Sam y Patrick, los chicos más populares y vitales del colegio, provocará un giro radical en su vida que lo sumergirá de pleno en la adolescencia. 


Comienzo está reseña diciendo lo que muchos otros blogueros ya han dicho acerca del cambio de título de este libro, que obviamente no les gustó este cambio, y a mí tampoco. La versión española del libro tiene por título “Las ventajas de ser marginado”, mientras que en la versión latina lo cambiaron a “Las ventajas de ser invisible”. De Marginado a Invisible, no, no me parece. Al igual que muchos, pienso que hay una diferencia notable entre marginado e invisible. 

Charlie (el protagonista) no es invisible, las personas lo ven, de allí a que sea tratado como un marginado. Digo que lo ven, pero ojo solo superficialmente, cuando no conocemos a una persona es fácil hacer conjeturas erróneas y en este caso es lo que sucede con Charlie. A primera vista uno lo cataloga de raro o loco por la forma en la que actúa, y eso da cabida a que lo aíslen socialmente; pero sucede algo más con Charlie, si bien es cierto que la mayoría de las personas a su alrededor lo asilan, lo ignoran o simplemente no lo determinan (a excepción de su familia y un profesor), al mismo Charlie hasta cierto punto, le gusta estar al margen del mundo que lo rodea (aunque tal vez la palabra gustar no sea la correcta y más bien sea que simplemente es la forma de ser de Charlie), su timidez y sus traumas contribuyen a que el mismo evite las compañías y se mantenga al margen observando y analizando a todos. Pero… “siempre llega el momento de entrar en escena y ver el mundo desde dentro”. Para Charlie todo cambia una vez que conoce a Patrick y Sam, dos chicos que se convertirán en sus mejores amigos, y lo harán implicarse en un mundo del cual se mantenía al margen.

Los personajes de este libro me gustaron mucho, desde Charlie hasta el profesor Bill, incluso Michael el amigo de Charlie que se suicida, este personaje llego impresionarme en serio. Casi todos los personajes de esta historia tienen algo que dar o aportar para bien o para mal. Charlie es uno de los personajes que más me ha gustado, internarse en la mente de Charlie ha sido increíble tiene una forma de pensar y de reflexionar tan única que te envuelve, es un chico con traumas y bastante bipolar, por cierto, inocente y sensible… en ciertos momentos es fácil identificarse con él pues sencillamente la vida es no es fácil. 
“¡Me siento genial! Lo digo en serio. Tengo que acordarme de esto la próxima vez que tenga una semana horrible. ¿Alguna vez te ha pasado? Que te sientes fatal, y después se te pasa, y no sabes por qué. Intento recordarme a mí mismo cuando me siento así de bien que llegará algún día otra semana horrible, así que debería almacenar el mayor número posible de detalles buenos para, durante la próxima semana horrible, poder recordarlos y creer que me volveré a sentir bien de nuevo.”
Charlie. 

Patrick y Sam, dos personajes un tanto autodestructivos así son los adolescentes no? o los casi adultos, ellos son lo mejor que le pudo pasar a Charlie, independientemente de que en algunas cosas fueran mala influencia para él, ellos son el motivo de que Charlie pudiera salir de su prisión personal y que pudiera encontrar luz al final del túnel (literalmente). El Profesor Bill, de él solo digo que me hubiera encantado en preparatoria tenerlo de profe.

Para mí Las ventajas de ser marginado es uno de los mejores libros que he leído, nos ofrece una cantidad de temas que casi todos (bueno puede que no todos) hemos vivido en algún momento de nuestras vidas. Algunos temas son bastante superficiales y otros demasiado profundos y dolorosos. Si bien mucho de los temas tratados no son del agrado de todos los que han leído este libro, sin son cosas que pasan a diario, en lo personal he vivido algunas cuantas y créanme son cosas que dejan marca. Leer como un personaje tan único como Charlie se enfrenta a tantos problemas fue bastante conmovedor. 

Este es un libro que nos habla de la vida, de crecer y madurar, de lo que significa el amor y el apoyo de una familia constante, habla de la amistad, como está algunas veces es capaz de liberarnos de nuestra propia prisión. 

“Las cosas cambian. Y los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie.” 
Una de las cosas que más me gusto de este libro es la manera en la que está escrito, cartas que Charlie manda a un X amigo, hace sentir que le está contando todos sus secretos al lector. 

En conclusión, Las ventajas de ser un marginado (o invisible) es un libro que todos debemos leer, no porque los personajes den un gran ejemplo de vida o superación, sino porque simplemente al terminarlo te sentirás bien contigo mismo, pues “hay gente que lo tiene mucho peor…”

Novela periodìstica o testimonio.





Novela Periodìstica

"La realidad...


no sólo es apasionante, es casi incontable." Rodolfo Walsh




LITERATURA PERIODÍSTICA O PERIODISMO LITERARIO 

Encarnación García de León ALBACETE

Autores de la talla de G. García Márquez reconocen que del periodismo pueden utilizar ciertos recursos que legitiman la verosimilitud de la historia que se narra: «A un escritor le está permitido todo, siempre que sea capaz de hacerlo creer. Eso, en general, se logra mejor con el auxilio de ciertas técnicas periodísticas, mediante el apoyo en elementos de la realidad inmediata». La emoción de lo real impregna la obra literaria, que de presentar una historia verosímil pasa a ofrecer un hecho real con todos su detalles, potenciando inevitablemente el interés del lector. La idea de unir periodismo y literatura no es nueva. Daniel Defoe en su Diario del año de la peste (1722) construye un impresionante relato a partir de entrevistas a supervivientes, datos y encuestas reales de la epidemia de peste que asoló Londres en 1665, aunando de este modo la exactitud y rigor informativo con el conseguido valor literario. El otro gran ejemplo clásico de novela reconstruida retrospectivamente a modo de reportaje es la Historia de la columna infame (1842) de Alessandro Manzoni, que narra un memorable caso judicial. En ambos casos, la invención está excluida. Los crímenes de la calle Morgue (1841) de E. Alian Poe o El misterio de Marie Roget (1845), fundamentadas en hechos reales, según declaraciones del autor, son interesantes antecedentes de la simbiosis periodismo-literatura. Germinal (1885) de Zola, recoge un material esencialmente periodístico y construye una intriga novelesca enmarcada en una exhaustiva documentación, al igual que Venté, cuya fuente directa es el controvertido «Affaire Dreifus». J.Hersey con Hiroshima (1946) es el primero que establece un sólido antecedente de las novelas reportaje que proliferan en los años 50, 60 y 70. Con documentada veracidad, yuxtapone testimonios de seis supervivientes de la explosión nuclear, añadiendo una emoción no explícita que logra transmitir al lector. Hersey subordina la obra a la exigencia de la verdad, herencia que recogerán luego Traman Capote, Norman Mailer, Lilian Ross... Y como precedentes más cercanos en el tiempo, citaremos a E. Hemingway1 o G. Orwell,2 escritores y reporteros cuyos artículos sobre la Guerra Civil española no sólo son de gran valor periodístico y  literario sino que además los recrean en sus novelas, o John Dos Passos que utiliza su material periodístico, como los reportajes sobre el caso Sacco y Vanzetti y lo transmuta literariamente a la trilogía U.S.A.
La novela de Traman Capote, A sangre fría, una de las obras maestras de la literatura contemporánea, trasciende la simple narración de un asesinato del que los medios de comunicación informaron de manera superficial e inaugura un nuevo género literario al que Traman Capote denominó «Non Fiction Novel», que lleva hasta las últimas consecuencias la aplicación de técnicas literarias en el reportaje periodístico. Esta literatura facilita perspectivas diferentes a las que tenemos por tradicionales. El punto de vista y las estrategias retóricas para sorprender a los lectores son los motivos fundamentales en los que se incardina el argumento novelesco. La década de los 60-70 fue muy prolífica en la aparición de estos trabajos cuyo valor, analizado desde el punto de vista novelesco, supera al meramente periodístico. La adjetivación, descripciones, diálogos, el punto de vista -o múltiples puntos de vista- configuran unos productos que superan el periodismo y cuya pretensión básica es que la realidad deshanque a la ficción. Ficción y no ficción son categorías relativas. El lector se implica más en la obra literaria cuando su realidad coincide con la del escritor y por tanto prima en su interés la veracidad de lo relatado. Ya no son referentes del mundo personal del autor o de su mundo imaginativo lo que se ofrece al lector, sino que la realidad cotidiana, más aún la realidad periodística queda constatada. La verosimilitud de la obra literaria pasa a ser verdad verificable, por tanto el texto no depende de su coherencia interna exclusivamente, sino que mantiene una equilibrada relación con la realidad que lo sustenta. Va más allá de los presupuestos de la novela realista decimonónica, porque no simula una realidad mediante la ficción sino que da carácter de ficción a la realidad, a esa realidad en la que el escritor descubre su potencial narrativo. Tom Wolfe anticipaba esta idea cuando afirmaba la necesidad de un terreno común al escritor y al lector. Los sucesos que acontecen en la vida cotidiana, los que recoge la prensa, la televisión o la historia, pueden determinar el terreno común, el escenario referencial donde ambos encuentran motivaciones comunes. La simbiosis periodismo-literatura se rastrea en la tradición literaria castellana desde Larra.
El carácter intertextual, polifónico y plurilingüe (Bakhtin) del género «novela» absorbe diversos lenguajes que le aporta otro tipo de prosa como diarios, ensayos, cartas, libros de viajes... No es de extrañar pues, que entre periodismo y literatura se difuminen los límites.
(...) El carácter intencionalmente heterogéneo y versátil de la novela, así lo permite. No nos vamos a plantear los límites, con frecuencia borrosos, entre la actividad literaria y la periodística. Nos ceñiremos concretamente a establecer la relación entre la noticia como género periodístico y la reconstrucción literaria de la misma. Para ello se han seleccionado en este trabajo cuatro textos de factura diversa (una novela corta, dos relatos y un poema) muy interesantes a mi juicio, en los que el autor admite expresamente haber partido, como fuente de inspiración, de una noticia periodística concreta. Los sucesos que describen son reales, pero tal como se presentan podrían parecer relatos de ficción, si no fuera porque existe el referente concreto periodístico. «Una gran parte de los relatos y de los artículos que yo he escrito -afirma Muñoz Molina-, y entre ellos algunos de los que puedan parecer más fantásticos y extravagantes, proceden de noticias del periódico».4 El origen de «La colina de los sacrificios», por ejemplo, recoge un caso ocurrido al sur de Inglaterra. «Es una noticia que leí en un periódico en 1983, y sobre la que escribí entonces un artículo. Durante cuatro años le di vueltas esporádicamente a la idea, que me incitaba mucho, pero no llegó a convertirse en un relato hasta que no intervino la necesidad de cumplir determinado encargo».5
Algo parecido sucede con García Márquez. Trabajaba como reportero cuando el jefe de redacción del diario, Clemente Manuel Zabala, le envía, en un día sin noticias de interés, a presenciar cómo vacían las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara. Una de las tumbas le hace recordar a García Márquez una leyenda que de niño le contaba su abuela. «La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día y el origen de este libro». García Márquez no es la primera vez que toma un suceso real para reconstruir una novela. En Relato de un naufrago (1970) relata, quince años después de ocurrido, la milagrosa supervivencia del marinero Luis Alejandro, cuya peripecia había publicado en 1955 en El Espectador, periódico de Bogotá, en 14 crónicas. Idéntico es el origen de Crónica de una muerte anunciada. La prensa de Sucre da noticia de un suceso, un crimen común en sus causas y ejecución: en su primera noche de bodas, un marido devuelve a su mujer cuando descubre que no es virgen; el hermano de la mujer repudiada mata, a las pocas horas, al supuesto causante de la deshonra. Ocurre el hecho en 1951, cuando García Márquez trabajaba en la prensa de Barranquilla, y la idea le anduvo rondando en la cabeza hasta que, después de dos viajes a Sucre para recomponer las piezas que a la memoria le fallaban, la escribe a modo de crónica, que se publica en 1981, con sus consiguientes trasmutaciones operadas sobre los datos reales que, a pesar de ello, tienen una importante presencia en la obra.
La fugacidad de la noticia periodística genera permanencia en la recreación literaria. Ambos autores escriben, a partir de un suceso real, un texto periodístico primero y una reconstrucción literaria después. En la vida diaria, en los hechos cotidianos, hay multitud de anécdotas que en manos de un buen contador de historias se transforman. La ficción intensifica y amplía el sentido de la vida. El concepto stendhaliano de que la novela es un espejo y la matización proustiana de que no importa tanto la imagen que refleja el espejo como la intensidad con que la presenta, refrenda la doble creación que Muñoz Molina y García Márquez hacen de una misma anécdota real a la que aplican un doble registro creativo. La noticia periodística respalda la veracidad del texto literario «porque la verdad depende del cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira».6 «De barro estamos hechos» es el relato que cierra los Cuentos de Eva Luna. Isabel Allende, periodista también en sus primeras letras, se demora en la descripción pausada de los últimos momentos de la vida de Omayra, esa niña colombiana de doce años, atrapada entre los escombros de su casa y los cuerpos de su familia, en la tragedia causada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz (Colombia), en 1985, que hizo desaparecer el municipio de Armero, y cuyas imágenes pudimos ver, conmovidos, todos los espectadores españoles a través de las pantallas de televisión. Un hecho sorprendente en esta frontera difusa entre periodismo y literatura es el hallazgo de un poema «Réquiem» de José Hierro que el propio autor incluyó en el grupo de poemas denominado «reportajes», cuyo marcado tono narrativo y la objetividad del tema expuesto lo acerca a la realidad de la que hablamos. José Hierro, en los últimos versos del poema indica su procedencia: «Me he limitado / a reflejar aquí una esquela / de un periódico de Nueva York. / Objetivamente. Sin vuelo / en el verso. Objetivamente. / Un español como millones / de españoles. No he dicho a nadie / que estuve a punto de llorar».
(...)
 El escritor no anda a la busca de historias: escribe porque las ha encontrado y está seguro de que vale la pena contarlas».7 La no-presencia física del autor dentro de la narración crea una atmósfera de autenticidad, de objetividad periodística, pero su desaparición es engañosa. El autor no es imparcial, tiene un punto de vista muy concreto a través del cual quiere presentar los hechos. La objetividad rigurosa es imposible, se adopta una subjetividad en la que el autor no pretende ofrecer una verdad inexorable sino un punto de vista legitimado por la sinceridad con la que plantea sus intenciones al lector. A veces se abandona el recurso del punto de vista omnisciente, propio del periodismo informativo, para pasar a la primera persona, usada con frecuencia por cronistas y memorialistas. Es el caso de Eva Luna, protagonista de la ficción, que alterna su yo narrativo integrado en el relato, como espectadora privilegiada de la retransmisión de la noticia, con la propia narración en tercera persona de los acontecimientos sucedidos entre el periodista Rolf Carié y Azucena, la niña agonizante. ¿Hasta dónde hay periodismo? ¿Desde dónde hay literatura? Tradicionalmente se acepta la consideración de que el periodismo retrata una realidad y la literatura inventa una ficción, pero en casos como los anteriormente descritos no es posible plantearnos esta dualidad maniquea, como tampoco jugaremos con rótulos como «periodismo literario» o «literatura periodística», que intencionadamente se recogen en el título de este trabajo, porque supondría descartar otras opciones muy interesantes. Es aceptado por la crítica que no hablamos de literatura médica cuando el argumento parte de un diagnóstico médico, igualmente podría haber partido de un sentimiento que embargara al autor, de una anécdota que le hubieran contado o de cualquier otro tema que sirviera de punto de partida. Hay sin embargo elementos comunes que merecen ser tenidos en cuenta. Los más evidentes son los temas, núcleos y generadores de escenas, en torno a los cuales giran los textos citados. Suelen ser temas referidos a la realidad inmediata y frecuentemente dolorosa, cercanos al tratamiento periodístico y que despiertan la curiosidad del lector. Reiterativa en estos textos es la presencia de la muerte, tema que invade las páginas diarias de un periódico y del que los ávidos lectores quieren saber detalles, sobre todo si de muertes trágicas se trata. El ser humano siempre ha sentido un especial respeto por la llegada a destiempo de la muerte y se ha interesado por conocer los detalles, que en una noticia periodística no se recogen: las extrañas circunstancias del asesinato de una mujer (en La colina de los sacrificios), la evolución de los remedios usados para evitar la temprana muerte de la joven marquesita mordida por un perro rabioso (en Del amor y otros demonios), la trágica agonía de Azucena (Omayra) hundiéndose en el lodo a pesar de los esfuerzos por salvarla (en De barro estamos hechos), o la soledad del emigrante fallecido en la soledad de Nueva York, tan lejos de su patria (en Réquiem). La muerte forma parte de la esencia humana y como tal constituye uno de los temas más profundos e intemporales de la literatura española, tanto popular como culta, por el que el hombre siente especial predilección hasta rozar un tratamiento obsesivo. Pero estos textos literarios no son meras crónicas de un triste suceso sino que en ellos se expresa más de lo que se dice. «Réquiem» de J. Hierro, reproduce en eneasílabos, metro poco frecuente y que da una apariencia de sencillez, una esquela mortuoria recogida de un periódico, combinando un inicio en clave periodística y un general tono funerario acentuado por la presencia de frases de responso a los difuntos.
(...)
En todos ellos se afianzan procedimientos de observación, indagación e interpretación comunes al reportaje y a la novela realista, que responden a esa exigencia de veracidad en la que los textos citados se amparan. Su progresión dramática resulta eficaz para un lector ansioso de conocer los detalles de una historia que la noticia periodística no recoge; por ello se dilata meticulosamente la relación de detalles de carácter realista, construyendo escenas, una tras otra, en orden sucesivo, escenas que sustituyen a la acumulación de datos, y que consiguen satisfacer la curiosidad del lector, e incluso jugando a la anticipación y al recuerdo, de modo que la historia se crea con la composición de escenas fundamentadas en la descripción y el diálogo.
El diálogo va a ser el principal recurso para caracterizar a los personajes, procedimiento que sustituye la simple cita, declaraciones usada por el periodismo convencional. Hay además una creación de atmósferas y ambientes propios de la novela policiaca, sobre todo el suspense que, planteado con un desarrollo creciente, dota de misterio al relato.
Es polémica la consideración de algunos de estos relatos como narraciones policiacas; con ellas coinciden sólo en el mantenimiento del enigma, que acaba con las esperanzas del lector, porque el lector, aunque intuye un desenlace trágico, tiene una natural tendencia a esperar equivocarse y que todo concluya con un final feliz. Utiliza procedimientos de escritura, propios también del realismo, que potencian la veracidad de la historia. Hay por ejemplo, una caracterización minuciosa de los personajes principales, pero no global, sino que el autor se demora, destacando los rasgos que convienen a un personaje que no puede definirse completamente porque el relato es corto, y sólo interesan los rasgos relacionados con la progresión dramática de la historia. Los personajes, en este sentido, se imponen por su verosimilitud, aunque en algunos casos se opere una transmutación sobre los nombres reales de los personajes, pero el suceso y el escenario siguen siendo reales. Y cuando este cambio ocurre es para dotar de mayor lirismo a la historia, como en «De barro estamos hechos» en que el nombre auténtico, Omayra, se transmuta en Azucena, nombre extraordinariamente simbólico; la flor blanca, inmaculada, que se hunde poco a poco en el lodo, opera directamente sobre la sensibilidad del lector que se siente profundamente conmovido, aún más si recuerda la imagen real en la que la televisión se regodeó.
 LAS VOCES ORALES
Con este tipo de textos ponemos en evidencia el hecho de que los medios de comunicación de masa intentan recuperar la oralidad, porque su finalidad prioritaria es la comunicación. Plantearemos, como conclusión una hipótesis: la llamada literatura de no ficción se puede considerar como una variante amplia de esta oralidad, porque responde a las preguntas que el oyente, el espectador, se hace ante la ausencia de detalles en una escueta noticia. El querer saber más de lo humano, de lo que piensan y sienten los personajes no caracterizados en un texto periodístico, conocer los detalles del suceso, la historia en suma, de principio a fin, es la necesidad que cubren estos relatos de no-ficción. La noticia es la síntesis de una anécdota puntual, cuyo núcleo temático suele ser chocante por lo que se transmite de boca en boca, y como los rumores, va aumentando su contenido con un desarrollo argumental que no siempre corresponde a la verdad. Y ahí entra lo mítico, lo irracional, lo imaginado, que cuanto más increíble más atractivo resulta, y la historia va engordando hasta límites insospechados, incluso con variantes. Ese relato final, resultante de esa transmisión oral adquiere, por fin, un carácter de leyenda o historia extraordinaria. A este puerto, pero por distinto recorrido, llegan los relatos que hemos analizado, que conjugan la realidad objetiva con la realidad imaginada. Es el autor quien controla los límites de la ficción con sugestivos desarrollos creíbles pero no siempre esperables.
Los textos que reconstruyen un hecho oral, sustituyen la normal textualización de la oralidad. No hay en ellos fórmulas orales, ni referencias a pasados remotos, ni comentarios destinados a mantener la atención del auditorio, ni interrupciones del oyente, porque el autor se anticipa y responde en el relato a todas las posibles cuestiones que la imaginación popular pueda demandar. Su omnisciencia teje las escenas, retrata a los personajes y describe los ambientes. Como la temporalidad responde a un pasado reciente y real, el proceso de la oralidad no se textualiza como tal sino que en su lugar se elabora un relato que pretende responder a las expectativas del lector. Incluso la leyenda deja paso a la realidad, y el mito, vinculado a las creencias populares, se integra en la reconstrucción de la noticia periodística, como se muestra en las palabras con que Gabriel García Márquez prologa su relato «Del amor y otros demonios»:
 En la tercera hornacina del altar mayor, del lado del Evangelio, allí estaba la noticia. La lápida saltó en pedazos al primer golpe de la piocha, y una cabellera viva de un color cobre intenso, se derramó fuera de la cripta [...] Extendida en el suelo, la cabellera espléndida medía veintidós metros con once centímetros [...] mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia [...] La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro.8
La cultura popular se ha alimentado con frecuencia de relatos de hechos reales. Las «noticias» de casos sucedidos, cuyo contenido ha pasado de boca en boca, han sufrido en su estructura las variaciones provocadas con frecuencia por la espontaneidad de lo oral en su difusión del suceso. Esta oralidad aumenta profusamente los detalles, rellena los huecos que la mera noticia no cuenta, configura una historia que cada vez crece más. Ocupando el lugar que a esta oralidad corresponde, nacen los textos citados en páginas precedentes. Parten de un horizonte referencial proporcionado por una noticia escueta y desarrollan todos los detalles que el oyente, en este caso lector, espera. Pero al fijar por escrito el hecho real, el autor lo estructura internamente, lo explica, lo pone en perspectiva, lo ficcionaliza, de manera que los hechos llegan al lector tamizados por su memoria interpretativa, como si de una objetividad subjetivada se tratara.
El lector sin embargo, no pretende verificar la realidad de los detalles, le basta la verificación del núcleo argumental. Es importante además, observar como en estos textos la fijación cronológica de los hechos es detallada y minuciosa, adecuada a la descripción de esa realidad periodística que se amplifica y relata. García Márquez, orgulloso de la confluencia perfecta entre periodismo y literatura que en Crónica de una muerte anunciada había conseguido, tras su publicación declara: «Al cabo de treinta años descubrí algo que muchas veces se nos olvida a los novelistas: que la mejor fórmula literaria es siempre la verdad».9

1 E. Hemingway, Por quien doblan las campanas, 1940.
2 G. Orwell, Homenaje a Cataluña, 1938. 335 336 E. GARCÍA DE LEÓN
3 Para las relaciones entre la realidad y la ficción en la obra de T. Capote, vid. M. González de la Aleja, Ficción y nuevo periodismo en la obra de Truman Capote, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1993.
4 A. Muñoz Molina, La realidad de la ficción, Sevilla: Renacimiento, 1993, pág.19. . Muñoz Molina, en Nota i pasa-Calpe, 1993, pág.9.
5 A. Muñoz Molina, en Nota del autor a su colección de relatos Nada del otro mundo, Madrid: Es- 338 E. GARCÍA DE LEÓN
6  M. Vargas Llosa, La verdad de las mentiras, Barcelona: Seix Barral, 1990.
7 A. Muñoz Molina, La realidad de la ficción, Sevilla: Renacimiento, 1993, págs.18-19. 340 E. GARCÍA DE LEÓN
8 G. García Márquez, Del amor y otros demonios, Barcelona: Mondadori, 19
9 G. Garcìa Marquez, El olor de la guayaba (Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza), Barcelona: Bruguera, 1982.

Informaciòn obtenida de: cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/13/aih



A sangre fría es una novela de Truman Capote que narra el brutal asesinato de los cuatro miembros de una familia de Kansas. En 1959 un violento crimen sacudió la tranquila vida de Holcomb, Kansas. La sociedad norteamericana de aquellos años no tuvo más remedio que encarar con desesperación, angustia, miedo y, sobre todo, desconfianza, un crimen que sugería que cualquiera podía morir asesinado en cualquier momento.
La familia asesinada, los Clutter,compuesta por Herbert Clutter, su esposa Bonnie y sus hijos Kenyon de 15 y Nancy de 16, era el arquetipo del sueño americano en la década de los 50. Eran gente próspera, que vivía de la agricultura y habitantes de un pequeño poblado de mayoría metodista. Tenían buena reputación; eran religiosos y asistían sin fallar a los servicios dominicales. Generosos, empáticos, trabajadores, sanos, no tenían aparentes enemigos.
Los asesinos, Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith, eran convictos en libertad condicional que creían que en la casa de los Clutter hallarían una caja fuerte con no menos de diez mil dólares. No la hallaron, pero de todos modos asesinaron a los padres y a sus dos hijos adolescentes.
Huyeron hasta México, regresaron a los Estados Unidos y siguieron a la deriva hasta que fueron identificados como los asesinos y arrestados. Un antiguo compañero de celda de Hickock, Floyd Wells, había trabajado para el señor Clutter en el pasado y le comentó a su compañero lo rico que era, incluso le aseguró que poseía una caja fuerte en su despacho con el dinero necesario para el mantenimiento diario de la granja, lo cuál incitó a Dick a maquinar el delito. Estos datos no sólo resultaron ser falsos, porque no existía dicha caja, sino que además el señor Clutter nunca llevaba mucho dinero encima, ya que siempre se manejaba con cheques; de hecho, la cantidad de dinero robada el día del asesinato ni siquiera llegó a los cincuenta dólares.













Actividad 1

Realiza una reseña de la  primera parte  de la novela A sangre frìa. 
Respeta las formalidades del texto a pesar de que no sea la novela completa.



La Crónica Periodística 

LA CRÓNICA PERIODÍSTICA (fragmento)
La crónica es una narración basada en un hecho real ¿Cuàl es el hecho?, pero en que el autor presenta una interpretación subjetiva de dicho hecho. Este tipo de texto favorece la presentación del punto de vista ¿Cuàl es el punto de vista que adopta la narraciòn?, la opinión y crítica del autor. Es considerada como una “noticia ampliada”
¿CÓMO SE ESTRUCTURA UNA CRÓNICA?
Generalmente se inicia con la descripción de la situación significativa (la que hizo o hace noticia) ¿Què se decribe en el principio de la novela?,de esa manera causa mayor expectativa. Luego se van desarrollando los hechos de manera ordenada y secuencial para finalmente terminar en una conclusión u opinión sobre los mismos. Crónicas suelen presentar los hechos a partir de un orden cronológico ¿Còmo ordena  los acontecimientos el narrador? ¿Què estrategias utiliza?.Es necesario que el autor haya presenciado los hechos o que realice una investigación desde el lugar don se produjeron. ¿Segùn la pelìcula Capote, còmo realiza su investigaciòn?
¿QUÉ TIPOS DE CRÓNICAS EXISTEN?
Es difícil obtener una sola clasificación, sí podemos presentar algunas de ellas.
-Crónica urbana.se centra en temas de la ciudad.
Crónica local. Trabaja temas específicos de las zonas más alejadas.
-Crónica especializada. Desarrolla temas deportivos, políticos y culturales.
-Crónica social.se basa en los problemas y expresiones propias de los grupos sociales.
Crónica de viajes, presenta las experiencias del viajero.
Toda crónica es un escrito que no sólo exige ciertas condiciones de contenido sino también de estructura sintáctica. Por ser un texto complejo requiere una estructura más completa, por ello, es importante el uso de proposiciones compuestas, las mismas que permiten un mayor nivel explicativo.
CARACTERÍSTICAS DE UNA CRÓNICA PERIODÍSTICA
La crónica consiste en la narración de un acontecimiento de carácter informativo, pero con la peculiaridad de la introducción de elementos de valoración e interpretación por parte del cronista. ¿Expresa o construye alguna valoraciòn acerca de los hechos y personajes? ¿Còmo lo hace?
La crónica periodística no solo se encarga de informar, sino que presenta una relación ordenada de los hechos, se encarga de explicar sus causas y expone una opinión acerca del tema dentro de su desarrollo.
De igual modo ocurre con el reportaje o la entrevista, cuyos géneros también presentan un valor interpretativo. ¿Còmo supones que realizò las entrevistas y que material obtuvo de ellas? ¿Còmo se observa el resultado de estas entrevistas en el texto?
La periodicidad con la que figura en prensa también identifica a la crónica, ya sea por el tema que presenta, o bien por el periodista que firma. Como resultado de esta continuidad se crea cierta familiaridad entre el cronista y el lector, lo que hace posible que el periodista puede escribir en un estilo directo y desenfadado, a diferencia de la redacción de una noticia. 
El periodista, en la narración de una crónica, se vale de un lenguaje más expresivo e incluso llegar a elaborar un estilo personal. En cuanto a la estructura también tiene libertad para seguir el orden que le interese según la intencionalidad de su mensaje.
Características formales de la Crónica Periodística:
Veracidad: La crónica se basa en un hecho verdadero o real.
Narración cronológica: El relato de los hechos mantiene su orden a medida que fueron ocurriendo en el tiempo.
Recursos literarios: La crónica es el género periodístico que utiliza recursos del lenguaje literario, los cuales hacen parte del estilo del autor.
Creacionliteraria.net/2012/05/la-crnica-periodstica/