miércoles, 3 de abril de 2019

Alegoría en Borges

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   Alegoría  en poesía 

Pensar, sentir, observar o determinar en alguna media el pensamiento de un autor al momento de escribir un texto, es sumamente complicado, no sólo por las instancias que conocemos, que pertenecen a los niveles de los sujetos de la escritura, sino también a la mente de un escritor. Pero al hacerse repetitivo su pensamiento, su decir, su actuar, nos invita a entrar en el juego de las representaciones, en el mundo de las interpretaciones, y es precisamente aquí donde podemos descubrir qué es lo que el sujeto de la enunciación nos quiere contar.
La mirada general frente a un tablero de ajedrez es que es un juego de estrategias, donde uno de los jugadores termina 


La mirada general frente a un tablero de ajedrez es que es un juego de estrategias, donde uno de los jugadores termina siendo el vencido y el otro el ganador. Pero para Borges y otros escritores como Lewis Carroll en su libro,Alicia a través del espejo, y Julio Cortazar en varios de sus escritos los postulan como el lugar donde las figuras de diferente nivel y colores contrarios y radicalmente opuestos confluyen en un combate, en un lugar determinado que ya no sólo es el tablero de ajedrez sino que es la vida. Pero las piezas del ajedrez no se mueven solas, es imposible, no tienen vida a menos que exista algún jugador que las mueva, dirija, en la representación de Borges el tablero de ajedrez es la vida, y en ella se juega indefectiblemente una batalla. Al decir en su poema Ajedrez que hay un Dios que mueve las piezas está claramente representando la postura de oposiciones que encontramos en las disyuntivas precisas del existir: el blanco y el negro, el bien y el mal y preguntas básicas como el quién ganará. En qué se constituyen todas estas imágenes a la hora de leer este juego, a la hora de interpretar la batalla, en la hora en la cual la piezas cobran vida y ya no hablamos del simple tablero de ajedrez, sino de una batalla, una que hay que ganar o perder, una que terminará con la declaración al rey de jaque mate. Bien dicen que para ganar la partida hay que conocer al oponente, pensar como él pensaría y actuar en el juego anticipándose a los movimientos del otro.



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